jueves, 1 de septiembre de 2011

El bajo e injusto salario mínimo español

El salario mínimo debe subir por justicia social. Aunque no de golpe, ya que ello desplazaría la demanda agregada casi al doble de su situación y habría exceso de demanda en algunos sectores, por lo que la oferta tendría que aumentar o se hará disminuir la demanda con un mayor precio. La subida, pues, debe de ser paulatina para evitar que se genere inflación. Al subir poco a poco se contrarresta la subida con la inflación; es decir tendríamos más dinero pero el mismo poder adquisitivo. Aunque no ganamos nada, lo importante es que no perdemos. Por lo tanto es necesario que el SMI suba -un aumento acorde al crecimiento de nuestro país y según el Índice de Precios al Consumo (IPC)- para que la gente mantenga el poder adquisitivo. Como mínimo el salario debería estar en torno a los 850 euros si analizamos datos históricos. Y eso si tenemos en cuenta los estudios más pesimistas, ya que otros lo sitúan en torno a los 1.000 euros al mes.

   En la pasada legislatura Zapatero prometió que el salario mínimo llegaría a los 800 euros a finales de esta. Pero ello no va a ser posible debido a la crisis económica. A principios del año que viene ascenderá como mucho a los 657 euros. No obstante, a pesar de unas circunstancias difíciles ha subido mucho más con el Gobierno del PSOE que con el del PP. En 1996, año en que el PP accedió al Gobierno, el Salario Mínimo Interprofesional era de 390 euros. En los 8 años de gobierno de Aznar, el salario mínimo subió 70 euros, un 18 %. En 2004, año en que el PSOE accedió al Gobierno, el Salario Mínimo Interprofesional era de 460 euros y actualmente es de 641 euros (748 incluyendo las dos pagas extras), lo cual equivale a una subida cercana al 40 %. Aunque sigue siendo insuficiente. En la época que gobernó el PP con mayoría absoluta, la economía crecía pero no se mejoraron las pensiones mínimas de viudedad (que subían tan sólo una media de 6 euros anuales) y casi no aumentaba el salario mínimo de los trabajadores. Además Rajoy ya ha anunciado que congelará éste si el 20-N gana las elecciones. Y es que la derecha nunca ha defendido los derechos de éstos ni ha mirado, en definitiva, por los más desfavorecidos. No quieren la igualdad. Hay gente del PP que hasta es partidaria de eliminar el salario mínimo, con lo que volveríamos a los tiempos de la esclavitud, cuando los pobres servían a los ricos por “cuatro perras” o incluso nada. Por otra parte, tampoco basta con que haya empleo. Tiene que ser un trabajo que dignifique a la persona, con derechos (sin ser explotado y sin estar esclavizado) y con un sueldo que permita vivir desahogadamente y sobre todo sin carencias básicas. Además no se puede consentir, por ejemplo, que haya gente (encima bastante licenciada o diplomada) ganando 700 euros al mes o que se tenga que marchar fuera del país si quiere trabajar de lo que ha estudiado y cobrar más.

  
   En nuestro país además no hay tantos mileuristas como algunos (sobre todo burgueses) afirman. Hay bastante gente ganando menos de 900 euros mensuales. Desde finales de la década de los 90 muchos salarios casi no han subido. Eran de 145.000 pesetas entonces y ahora de 900 euros. Los ciudadanos hemos perdido poder adquisitivo y máxime tras la llegada del euro, que hemos visto cómo bienes de consumo básicos han duplicado y hasta triplicado su precio. Sería deseable, pues, que nuestros salarios se equiparasen a la media europea. Y la subida del salario mínimo contribuiría a ello notablemente. En Francia el salario mínimo, por ejemplo, es de 1.365 euros y las cosas no son mucho más caras que aquí. Y también hay grandes diferencias de sueldos en España. Hay gente ganando mucho dinero y otra bastante poco. Además con frecuencia ocurre que cuanto más duro y peligroso es un trabajo peor remunerado está. Y a la inversa, hay gente ganando mucho dinero sin esfuerzo. O sin merecérselo, lo cual es más injusto todavía. El sueldo medio en España es de 21.000 euros brutos al año. Pero tan sólo el 10 por ciento de las familias concentra algo más de la mitad de la riqueza nacional. Y eso es también porque los ricos pagan menos impuestos en este país. Sus ahorros están en sociedades de inversión y tributan al 1 por ciento. Y a veces ni eso porque se declaran como empresas en quiebra. Sin embargo deberían tributar al 18 por ciento. La Constitución dice que debe haber igualdad y progresividad en el sistema tributario. Y también dice otras muchas cosas... pero el problema es que más de la mitad no se cumplen.

Publicado en Heraldo de Soria el martes 27 de septiembre de 2011

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