sábado, 1 de junio de 2013

La influencia social de la televisión

Ya han pasado casi sesenta años desde el nacimiento de la televisión en España. Entonces los receptores eran carísimos y solamente unos pocos, los más pudientes, tenían un televisor en su casa. Actualmente casi todos los hogares españoles disponen no ya de un televisor, sino de varios, lo que también ha contribuido a separar a las familias. Además, la televisión es el medio de comunicación que más influye en la sociedad debido a su gran propaganda ideológica y a su abundante publicidad, subliminal en ocasiones. Por ello, es importante seleccionar los programas y analizar sus mensajes con un sentido crítico, ya que en personas que tienen un nivel cultural bajo y una escasa o nula capacidad de crítica les induce con facilidad a pensar y a vivir de una determinada manera, siendo proclives a convertirse en autómatas sometidos a la voluntad de los poderes políticos y económicos. Por ejemplo, el suplemento dominical de Heraldo de Soria del pasado 12 de mayo mostraba que algunos programas seducen a los jóvenes con fórmulas de éxito fácil y el culto a la imagen, fomentando el individualismo y el egocentrismo, lo que les convierte en “juguetes rotos” sin valores y sin sensibilidad por la realidad social.

   Por otra parte, la llegada de la televisión digital trajo más canales gratuitos y por lo tanto más programas. Aunque no más calidad. La cadena cultural por excelencia sigue siendo La 2, pero la ve poca gente. Y en general, tenemos una televisión que en lugar de formar culturalmente y entretener, distrae a la sociedad con larguísimos culebrones, con los llamados reality shows (cuyas elevadas audiencias también reflejan la gran cantidad de personas morbosas y cotillas que hay), con mucha crónica de sucesos para que la sociedad se consterne -y no reflexione- y partidos de fútbol (que tienen un poder de convocatoria muy superior a cualquier manifestación para reivindicar derechos) para que la gente no hable ni del paro ni de la corrupción y desvíe la atención de la nefasta política del Gobierno. Y por si todo esto fuera poco el presidente del mismo, en un gesto antidemocrático, comparece en un televisor de plasma para evitar ser preguntado por los periodistas. Aparte, otro aspecto de la programación que quiero comentar es que pocos debates merecen la pena y en mi opinión son muy necesarios porque del contraste de pareceres surge la luz. Sin embargo, el debate que no es a horas intempestivas está descompensado o es un diálogo de sordos o una discusión de patio de colegio en la que predomina el y tú más y se hace una ardiente defensa del bipartidismo. Y también me resulta insoportable  que tertulianos paniaguados intenten trasladar a la opinión pública ese optimismo gubernamental de que pronto estaremos mejor, cuando no hay datos objetivos que lo demuestren. Y es que me resulta imposible creer que haya personas con una visión tan distorsionada de la realidad.


   Antiguamente se decía que una persona con información es una persona con opinión. La televisión es sin duda el medio que más opinión crea. No obstante, es aconsejable no limitarse a un solo informativo si se quiere tener conocimiento de todas las noticias y de todas las caras de las mismas, pues a veces en las cadenas estatales y en algunas privadas no se emiten las opiniones contrarias a leyes gubernamentales. Por ello siempre es bueno contrastar la información y ver otros canales. Además hay noticieros que rezuman sensacionalismo; o que narran las noticias sin orden y jerarquía, entremezcladas con hechos irrelevantes o anecdóticos. O incluso comienzan hablando del tiempo sin que haya una emergencia climática (una inundación, un huracán, un tornado, etc.). Y al final el espectador inteligente tiene la impresión de que se le han contado pocas cosas interesantes. También he notado que en informativos de cadenas públicas la actualidad internacional copa demasiado tiempo en detrimento de las noticias nacionales, que interesan bastante porque nos afectan más. Y es que seguramente los gobernantes quieren que pensemos continuamente que en otros lugares se vive mucho peor que en España. Con la que está cayendo aquí.

Publicado en Heraldo de Soria el martes 28 de mayo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario