Los
sindicatos son la principal herramienta de lucha colectiva que tienen los
trabajadores. Con sus luces y sombras, son pilares de los derechos laborales y
necesarios en una democracia. Su papel de defensa de los derechos de los
trabajadores está recogido en la Constitución española de 1978. Uno de los sueños de la
derecha, además del fin de las
ideologías, es la desaparición de los sindicatos. Esa es su obsesión y de ahí
vienen sus continuos ataques a los mismos. También persigue enfrentar a los
trabajadores, a los que tienen empleo con los que no, y a todos ellos con los
sindicatos. Su estrategia es “divide y vencerás”. Y en un momento tan difícil
para la mayoría de la población, trabajadores y sindicatos deberían estar más unidos que nunca con el fin de frenar los abusos y recortes de la derecha.
Tradicionalmente, la derecha ha considerado
a los sindicatos como unos adversarios a batir para mantener sus privilegios y conseguir
sus intereses. Pero es en los últimos años, en los que el Gobierno conservador ha
llevado a cabo numerosos recortes sociales, cuando el acoso y derribo a la
figura del sindicalista y el desprestigio de los sindicatos (sobre todo
mayoritarios) se han intensificado en los medios conservadores. Éstos ponen el
foco en las subvenciones públicas que reciben (pero no dicen nada del dinero
público que el Gobierno destina a la patronal), en la vida de los sindicalistas,
en el asunto de los ERE (en el que por cierto la Justicia determinará qué
imputados son culpables, pues por la mala conducta de varias personas no se debe
generalizar y pensar que todos los sindicalistas son unos ladrones), etc. Y todo
ello para que la sociedad desvíe la atención de las verdaderas causas de la ruinosa
situación del país, que son las políticas neoliberales. Éstas conducen a paro
masivo, aumentan la desigualdad y la pobreza –al concentrar el capital en pocas
manos-, se cargan lo público y crean trabajo en semiesclavitud. La reforma laboral
del Gobierno conservador, que sigue los dictados de la Troika, además de
abaratar todavía más el despido también ha abolido la negociación colectiva de
bastantes convenios, con lo que los trabajadores se encuentran cada vez más
desprotegidos, amparados únicamente por el Estatuto de los Trabajadores y el
salario mínimo interprofesional (unos 645 euros), que el PP solamente
ha subido unos 4 euros desde que ganara las elecciones en noviembre de 2011. Además
debido al elevado desempleo hay mucha necesidad y bastante gente acepta
trabajar por debajo del salario mínimo, y ello trae como consecuencia sueldos
más bajos y un aumento del margen de los beneficios empresariales. Sin lugar a
dudas, los más afectados por la actual coyuntura económica son los trabajadores
asalariados y sobre todo los desempleados que ya no cobran.
Finalmente,
decir que a la derecha le molesta mucho que la gente proteste, considera unos
quinquis a los que se manifiestan y prefiere una mayoría silenciosa sentada en
el sillón de su casa. Por eso quiere cercenar las manifestaciones y las
huelgas. Sin embargo, los derechos laborales que intenta reducir (los cuales además son
constitucionales) no se consiguieron sin movilización; hubo personas que lucharon por conquistarlos. La
jornada de 8 horas se logró gracias a un sindicato anarquista (de ahí la
celebración del Primero de Mayo) y el derecho a la huelga se consiguió, valga
la redundancia, haciendo huelgas. La actitud de los barrenderos de Madrid el
mes pasado, que no fueron a trabajar cerca de dos semanas tras conocer las
intenciones de su empresa -una rebaja salarial en torno al 40 % y más de 1.000 despidos-,
es el camino a seguir para acabar con esta estafa a la que los burgueses llaman
crisis. El capital, sin la plusvalía que generan los trabajadores, claudica ante
la continuada ausencia de mano de obra y no consuma sus
pretensiones más explotadoras e inhumanas.
Publicado en Heraldo de Soria el martes 3 de diciembre de 2013
UGT Y CCOO LLEVAN ROBANDO A LOS PARADOS DESDE HACE MUCHOS AÑOS CON EL ENGAÑO DE LOS CURSOS PARA DESEMPLEADOS Y LAS SUBVENCIONES ....
ResponderEliminar