miércoles, 22 de enero de 2014

Acoso escolar y laboral

Los casos de acoso tanto en el ámbito educativo como en el laboral son cada vez más frecuentes. Son el claro reflejo de una sociedad en la que han perdido fuerza importantes valores (sobre todo el respeto) y de un sistema muy competitivo en el que bastantes personas pisan a otras con un fin arribista. Detectar -y sobre todo frenar a tiempo- los casos de acoso es fundamental para evitar las graves consecuencias (psicológicas, físicas o ambas) que tienen para sus víctimas. La mayor parte de las veces éstas sufren en silencio el acoso, pues el entorno se muestra indiferente con su situación y además casi ninguna de ellas denuncia al acosador por miedo.

   En colegios e institutos hay casos de acoso a alumnos y/o profesores. Hay padres que delegan la educación de sus hijos en el profesorado, cuando el cometido esencial de éste es la instrucción. Aunque los profesores también tienen en cuenta que las personas que forman son el futuro de la sociedad y les transmiten valores, los padres deberían educar a sus hijos en el respeto a los demás. Esa educación es la base para que la convivencia en la sociedad sea lo más armoniosa posible. Sin embargo hay padres que miman en exceso a sus hijos colmándolos materialmente, para que posean lo que ellos no tuvieron en su infancia. Y si además pasan poco tiempo con los hijos debido al trabajo, descuidan su educación y los niños no aprenden que hay que esforzarse para conseguir algo, no valoran lo que tienen y se engendran individuos egoístas, caprichosos y dictatoriales. Son éstos los que luego se ensañan con el profesor, insultándole o agrediéndole físicamente, o con compañeros de clase (a los que insultan, humillan y golpean). La perversión es tal que a veces hasta graban con el móvil estas vejaciones y las publican en Internet. El profesorado ha perdido casi toda la autoridad -entendida ésta como una forma de respeto, no como un acercamiento al autoritarismo- y además no es de extrañar que sea el colectivo profesional con más bajas por depresión. En cuanto a los niños, uno de cada cuatro sufre acoso escolar y la mayoría no lo cuenta a sus padres. Que un niño se vuelva huraño y que baje su rendimiento académico pueden ser síntomas reveladores de acoso. A veces los directores de los centros educativos tienen conocimiento de los casos de acoso pero se inhiben para evitar que dichos centros adquieran mala fama, convirtiéndose así en cómplices de la injusticia. Y algunos jóvenes acosados no soportan tanta presión y acaban suicidándose. Es la gota que colma el vaso.


   En cuanto al acoso laboral decir que suele ser psicológico. En el trabajo se pasan muchas horas (tantas o más que en la cama), por lo que es vital una buena relación entre compañeros. Es uno de los lugares donde mejor se conoce a la gente. La envidia o el afán de medrar llevan a bastantes personas a hacer la vida imposible a sus compañeros para que se depriman y abandonen el puesto de trabajo. Aunque siempre ha existido el acoso laboral ahora ha aumentado por el contexto económico, en el que el trabajo escasea. De hecho hay jefes muy exigentes y encargados prepotentes sin empatía que se aprovechan de la complicada situación laboral y del despido barato: gritan, hostigan y explotan a los trabajadores, haciéndoles trabajar más horas sin pagárselas. Saben muy bien que si un trabajador desiste habrá otro que satisfaga sus aspiraciones. Resumiendo, vayamos contra la ley del más fuerte denunciando estas y otras injusticias para reducir al máximo las conductas pésimas.

Publicado en Heraldo de Soria el sábado 25 de enero de 2014

miércoles, 1 de enero de 2014

¿Y los derechos de los ya nacidos?

La reforma de la ley del aborto del Gobierno del PP se aleja de la tendencia general de muchos países de Europa, ya que la mayor parte de ellos se decantan por un aborto legal y seguro con una ley de plazos similar a la que tenemos actualmente en España. Países de nuestro entorno permiten el aborto libre hasta las primeras doce semanas tras el embarazo. En España hasta la semana catorce con la ley de plazos del Gobierno de Rodríguez Zapatero. En nuestro país aproximadamente el 70 % de la población es partidaria de esa ley de plazos aún vigente. Pero el Gobierno del PP utiliza la mayoría absoluta para contentar a su parroquia, ya que atraviesa un momento difícil por la presunta financiación ilegal de su partido, el caso Bárcenas y la corrupción institucionalizada. Y ahora la reforma de la ley del aborto también le sirve como cortina de humo. No viene a cuento dicha reforma pues en 2012 los abortos se redujeron un 5 % y actualmente están estancados. Hasta el diario británico The Times, que no es sospechoso de ser de izquierdas, argumenta que se trata de un abuso de poder.

   Por otra parte, ni el embrión ni el feto en sus primeros estados son personas -no hay que confundir ser en potencia con ser en acto-, por lo que no se mata a nadie abortando en el plazo estipulado en la ley actual. El gobierno conservador dice que es necesario defender el derecho a la vida de los no nacidos; sin embargo se la complica sobremanera a los que ya están en el mundo no parando los desahucios (cada vez hay más gente sin techo), favoreciendo con su política los despidos laborales y la caridad (los comedores sociales no dan abasto, los bancos de alimentos requieren más comida y cada vez hay más personas pidiendo en la calle) y poniendo cuchillas en la Valla de Melilla, las cuales desangran -e incluso matan- a los inmigrantes. También hay muchas personas conservadoras que son intolerantes con los homosexuales por ser “distintos” -y por no perpetuar la especie- y bastantes de ellas están a favor de la pena de muerte.
  
El Gobierno defiende a los no nacidos pero los desamparados no le importan
   
   Y además el reaccionario anteproyecto de ley del aborto, que solamente lo permite en caso de violación o de riesgo para la madre, convierte un derecho de la mujer en un delito y un privilegio. Como antaño ocurría, las mujeres que puedan costearse un aborto en el extranjero lo harán en condiciones higiénicas y saludables, pero las más pobres se verán abocadas a matasanos poniendo en riesgo su vida. De hecho la Organización Mundial de la Salud calcula que anualmente mueren unas 70.000 mujeres por practicar abortos inseguros. Otro aspecto negativo de la nueva ley es que prohíbe abortar en caso de malformaciones severas del feto, por lo que vendrán al mundo personas con lesiones graves e incurables, con una calidad de vida muy baja y una esperanza de vida reducida. Y ello traerá sufrimiento para sus familias y máxime con el abandono de la Ley de Dependencia.
    
   En definitiva, la cuestión no es traer muchas personas a este injusto mundo, sino que las que vengan al mismo puedan vivir con dignidad. Ésta hace que la vida merezca la pena. Y finalmente, no cabe duda de que la reforma de la ley del aborto tiene el mismo trasfondo ideológico que la reforma laboral y la educativa: bajo ella subyace la necesidad de mano de obra barata que tiene la derecha para mantener el poder y sus privilegios.